Las mujeres artistas se están organizando en todo el mundo, y también aquí, para visibilizar la poca paridad que existe en cuanto a la presencia de hombres y mujeres en los espacios expositivos y en las colecciones de las instituciones.
Lamentablemente, el MADC no es una excepción. Cuando se inaugura, en 1994, inicia con una Colección de 196 obras de 97 artistas, de las cuales 75 eran de hombres y solamente 22 de mujeres. Actualmente, el Museo ha aumentado su Colección a 750 obras de artes visuales, realizadas por 218 artistas hombres y 98 artistas mujeres.
Estos números se ven reflejados también en las exposiciones. Desde 1994 hasta la última exposición de la Colección (Contempore, siempre presentes, 2016), 178 artistas hombres han expuesto sus trabajos, en comparación con 105 mujeres. En el ciclo de esta administración, de 87 obras que han ingresado a la Colección, 31 corresponden a piezas realizadas por mujeres y 51 por hombres.
Todo lo anterior enmarca también las características de este guion expositivo, en el cual la presencia masculina continúa siendo mucho más numerosa en relación a la presencia de mujeres, pues el criterio para generar esta exposición corresponde al cruce de una serie de factores: obras que pertenezcan a la Colección, obras que hayan sido las más expuestas en las exposiciones anteriores de la Colección y obras que hayan sido adquiridas en esta administración.
Lo que estos datos arrojan, remite al título del libro de Linda Nochlin ¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?. Sin embargo, hoy podemos afirmar que sí han existido, e incluso, podemos mencionar que en la Colección se encuentran mujeres destacadas: Patricia Belli, Prsicilla Monge, Cinthya Soto, Sila Chanto, Victoria Cabezas, Lucy Argueta, Lucía Madriz o Regina Galindo. Necesitamos actualizar esta pregunta: ¿por qué las mujeres artistas continúan siendo menos visibles? Aunque es un motivo de alegría que las dos obras más expuestas, sean obras de creadoras, esto no es suficiente.
Es necesario reflexionar sobre cuales son las estrategias adecuadas para alcanzar esa paridad: ¿realizar exposiciones con temáticas más vinculadas a trabajos que realizan mujeres, como es el canso de la performance, la violencia sobre el cuerpo o la identidad? ¿construir futuras revisiones de la Colección priorizando una mirada sobre el trabajo de las artistas? ¿producir exposiciones nuevas de artistas jóvenes, mujeres y centroaméricanas? ¿hacer una revisión de las artistas que están en la Colección? ¿hacer una exhibición de las obras que menos se han expuesto?
En pleno siglo 21 el Museo no puede continuar obviando estas diferencias de género, es necesario hacerlas conscientes y colocar el criterio de paridad como un criterio más para elaborar los guiones expositivos, así como tomar medidas correctivas en las adquisiciones y producciones futuras, para compensar las decisiones del pasado que continúan repitiéndose y arrastrándose, y de las cuales, esta exposición, es un espejo.
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